El cierre del colegio Minerva y la educación concertada

Apostar por la Educación Pública, como hemos hecho siempre desde este medio y desde la Asociación Vecinal de Vicálvaro, supone defender un modelo educativo universal sufragado por todas y todos y donde no cabe ni la especulación ni la búsqueda de beneficios económicos.

También supone enfrentarse al modelo privado y, por supuesto, a ese modelo híbrido inventado en su momento para disfrazar escuelas privadas pagadas con dineros públicos.

Esos colegios, llamados concertados, vinieron a cubrir las plazas necesarias que la Educación Pública no abarcaba. Pero no porque las diferentes administraciones públicas se vieran desbordadas por el número de alumnas y alumnos que necesitaban matricularse sino porque desde siempre el proceso privatizador de la escuela ha sido una constante. La Educación Concertada dejaba en manos privadas la gestión de colegios con el agravante de que eran subvencionados desde el erario público.

En la paranoia del ejercicio de la libertad, que la derecha más retrógrada trata de identificarla con el más puro libertinaje de los que más poseen en detrimento de la gran mayoría, se dejó el espacio a la Educación Privada, casi toda ella en manos de la Iglesia Católica, y con toda la carga ideológica que su jerarquía machista y reaccionaria impone. Pero eso es otra historia…

En nuestro Distrito, han tenido que convivir, sobre todo, la Educación Pública y la Educación Concertada. Al depender ambas, económicamente, de la Consejería de Educación han debido asumir las ratios de alumnos/as de integración, pero con distintas proporciones. Ha sido una denuncia legendaria de esta Asociación Vecinal que los colegios concertados no estaban asumiendo las ratios en las matriculaciones de niñas y niños de integración y que este hecho estaba provocando que los colegios públicos se estuvieran convirtiendo en guetos con una indudable merma en la calidad educativa. La matriculación de este alumnado de los colegios concertados no dejaba de ser residual, y siempre avalado desde la Comunidad de Madrid que, incluso, adelantaba los períodos de matriculaciones para facilitar a estos colegios que cubrieran sus plazas por delante de los colegios públicos.

Uno de estos colegios concertados de Vicálvaro es el Minerva que ahora anuncia su cierre. Así son los empresarios y, en eso, se diferencian de la gestión pública. Cuando les va bien, exprimen la vaca; cuando les va mal echan la llave. Y en temas como la Educación, la Sanidad, la Dependencia…. no se puede permitir.

Es incomprensible como se le puede otorgar una licencia para ejercer la educación a un colegio sin instalaciones de ningún tipo. Ubicado en los bajos de un edificio de viviendas carecía de patio, de instalaciones deportivas, de comedor… los alumnos y alumnas tenían que cruzar las calles Villajimena y Villablanca para su recreo en la plaza de la Vicalvarada; o sentarse en los portales de las viviendas cercanas.

Quienes van a salir perjudicados/as son los profesionales que trabajan en el centro, que ven peligrar su puesto de trabajo. Pero, querer defender su puesto de trabajo aludiendo a la labor social del centro, ya que la mayoría de los alumnos son inmigrantes o de bajos recursos, no deja de ser una tergiversación de la realidad. No vamos a negar que el alumnado del Minerva pertenezca a familias de bajos recursos porque la realidad de nuestro distrito es la de una población trabajadora que ya conocemos la precariedad en la que se encuentra. Pero, querer utilizar a la población inmigrante, cuando la han evitado siempre, es obsceno.

Y qué decir de la labor social de colegios como el Minerva. A la actualidad nos remitimos: cuando deja de ser rentable, cierra. Por mucho que los representantes de los trabajadores/as del centro (de UGT y FSIE) pretendan, el colegio Minerva de Vicálvaro nunca ha sido una entidad sin ánimo de lucro. Hasta de la obligación del uniforme escolar se lucraban.

Su ánimo de lucro y de sacar rápidos beneficios parece ser, también, las causas del cierre. Las informaciones hablan de dedicar este inmueble a actividades con mayor rendimiento económico. No sería de extrañar que, debido a su proximidad con la Universidad, sea dedicado a pisos para estudiantes dada la gran demanda existente.

Indudablemente, va a ser necesario reubicar a todo este alumnado en otros centros educativos, por lo que nos tememos una vuelta más de tuerca en la saturación de los colegios e institutos públicos. Será el momento, de nuevo, de comprobar el grado de solidaridad y la labor social del resto de centros concertados del Distrito del que presumen los representantes de los trabajadores/as.

Y también será el momento de volver a reivindicar la construcción de un nuevo colegio público que garantice la calidad y la continuidad necesaria que las chavalas y chavales de Vicálvaro merecen, lejos de intereses económicos y especulativos a los que nos tienen acostumbrada la patronal de la Educación. Un nuevo reto que como vecinas y vecinos de Vicálvaro debemos asumir y exigir a la Administración regional y local que, seguramente, opten por el ahorro de costes y la repartición del alumnado por el resto de centros.

La educación concertada y privada, y quienes la apoyan, entienden así la libertad de elección de centro: el que pueda que la pague, que se trasvase para ellos recursos públicos y cuando no sea rentable se crea otro negocio.

Quienes defendemos la educación pública tendremos que, entre otras batallas, combatir a quienes quieren hacer negocios de nuestros derechos.

El colegio concertado Minerva ha anunciado su cierre para el próximo curso. Así son los empresarios y, en eso, se diferencian de la gestión pública. Cuando les va bien, exprimen la vaca; cuando les va mal echan la llave.