Seguramente que muchas de las personas que lean esta entrevista lo conocen. Aunque también es monitor de natación, su principal pasión es el kárate. De hecho, por sus clases en el Centro Deportivo Municipal «Margot Moles» son innumerables las alumnas y alumnos que han pasado, ya sea de kárate o natación. Próximo a su jubilación, hace balance y nos cuenta en esta entrevista cómo ha sido impartir clases en nuestro distrito. Os dejamos una nueva entrevista con personajes que SON DE VICÁLVARO.
Carolina González Sánchez
Nos colamos en el dojo “Kárate-Kobudo Vicálvaro” de Eduardo Bosquet, entrenador nacional y profesor de natación y de kárate y kobudo (manejo de armas tradicionales de Okinawa) en el Centro Deportivo Municipal “Margot Moles”, de Vicálvaro, con un catálogo inabarcable de alumnos ansiosos por aprender. Después de llevar más de 30 años enseñando esta disciplina y estando próximo a su jubilación, nos cuenta cómo ha sido su trayectoria en el distrito.
¿Cómo empezaste a hacer kárate y cómo terminaste dando clases aquí?
Mi principal impulso para empezar a hacer kárate fue Bruce Lee y las películas chinas. Esa fue la influencia número uno para casi todos los de mi época (ríe). Empecé con dieciocho años recién cumplidos y después me animé a hacer los exámenes para conseguir el título de profesor. Aquí empecé a trabajar por contratos eventuales de tres meses que hacían al principio en junio del 87, y después salió una oposición en el 90, la saqué satisfactoriamente y desde entonces elegí este destino todas las veces (sonríe).
¿Por qué lo elegiste?¿Eres de Vicálvaro de toda la vida?
Bueno, no, yo soy de San Blas, pero de siempre he venido a Vicálvaro a las fiestas de pequeño y a la cucaña de aquellos años (risas). Vine a preguntar a este polideportivo si podía dar clases de kárate y me dijeron que sí. Después, todo fue seguido, fui creando una escuela de alumnos y ya fue difícil separarme porque para mí no hay nada como esto. Hay una opinión muy extendida que cuenta que el kárate se basa en peleas, violencia o fuerza, pero eso no es así.
¿Cuáles crees que son las virtudes reales que se inculcan en una clase como la tuya?
Lo importante es el respeto mutuo y convivir cívicamente, después la disciplina que se tiene que llevar, y una parte muy, muy importante para mí es el arte, por eso es arte marcial. El arte es lo que más me atrae de las artes marciales, valga la redundancia (risas). Al igual que me gusta un jarrón chino o un jardín japonés, todo es parte de la cultura oriental y el kárate lo encierra todo. Después, está el perfeccionamiento de uno mismo, para que la persona se vaya creando. Y luego está el aspecto físico, evidentemente. En mi opinión, es el mejor arte marcial respecto a lateralidad. El kárate para mí es lo mejor que me ha pasado en la vida después de mi mujer y mi hijo (sonríe), es como otro hijo mío.
¿Crees entonces que Vicálvaro y el CDM “Margot Moles” son buenos sitios para aprender kárate?
Yo creo que sí. Actualmente, según está el tema de la pandemia es mucho mejor en un polideportivo que en un gimnasio privado por la amplitud, el espacio y el servicio. Este polideportivo es el mejor sitio que yo he encontrado siempre, además de que hay muy buena gente en Vicálvaro. Creo que es donde mejor se puede entrenar, podemos hacer kobudo estupendamente y tenemos mucha libertad. De hecho, hasta los cursos de los grandes maestros en Japón se hacen en polideportivos y pabellones (Kaikan, Budokan, etc.), y son los templos para practicar la disciplina.
En los últimos años ha habido obras en el polideportivo, y también nos ha atormentado la pandemia, pero tú no has dejado de dar clase. ¿Cómo lo hiciste durante el último tiempo?
Durante las obras, el CDM de Valdebernardo “Faustina Valladolid” nos cedió un espacio para ir algunos días a entrenar. Después, durante el confinamiento, yo me grababa en casa, rotulaba los vídeos, los
“empaquetaba” y los enviaba al grupo de alumnos para que lo hicieran en su casa. Después con Filomena, utilizamos el método Zoom, que es en directo, además ahora está de moda (ríe) y por lo
menos salíamos del paso. Pero no hay nada como el contacto físico.
¿Cuál sería tu mensaje de motivación para alguien que quiere empezar a hacer kárate en tu clase?
Lo primero, que preste muchísima atención y que no falte a las clases porque es la manera de aprender. El interés es lo más importante, porque luego en el grupo de la clase, que somos como un familia, se le va
a acoger perfectamente y enseguida va a progresar astronómicamente.
Sabemos que tu jubilación llegará pronto.
Sí, ahora mismo estoy jubilado parcialmente y a finales de 2024 estaré jubilado definitivamente. Me da mucha pena, pero seguiremos manteniendo el contacto y seguiremos entrenando, evidentemente, porque siempre hay formas de hacerlo.
¿Con qué te quedas tras tantos años de enseñanza?
Lo que he visto más que nada es que últimamente la gente está más arraigada al “Kárate-Kobudo Vicálvaro”. Al principio, había muchos alumnos pero luego muchos dejaron de venir. Pero ahora se han ajustado unos horarios y la prueba está en que cuando venimos un sábado cualquiera a entrenar nos
podemos llegar a juntar alrededor de veinticinco personas, y si vinieran los niños seríamos más. Veo que los alumnos están muy motivados y enganchados a esta escuela, y es muy importante que tengan
objetivos. Me alegra saber que en sus objetivos también tienen en cuenta el kárate.