Los trabajos de jardinería que el Ayuntamiento de Madrid está llevando a cabo en algunas calles de nuestro barrio son más que cuestionables, ya que no solo comprometen la vida de los árboles existentes, sino que incluso podrían suponer un riesgo en la vía pública para peatones y vehículos.
L.G.
También hablamos del desbroce de la vegetación de los alcorques, ya que obvia las últimas tendencias en jardinería urbana de mantener estos espacios vivos, y de la implantación de praderas de césped es un ejemplo de prácticas altamente insostenibles en nuestro entorno.
Arboles, personas y bienes en riesgo
En la mediana de la Avenida de las Comunidades, entre el parque de Valdebernardo y Faunia, se ha procedido a realizar trabajos de excavación entre los árboles con maquinaria pesada, no solo sin evitar excavar en el espacio que correspondería con a la proyección de las copas de los árboles, sino que en muchos casos los trabajos se han producido a menos de medio metro del tronco de estos árboles. Esto puede producir un grave deterioro para el arbolado existente, puesto que el 80% de las raíces del árbol, fundamentales para su salud y estabilidad, se concentran en tan solo los primeros 40 centímetros de profundidad. El resultado es el corte de una gran proporción de las raíces de estos árboles.


Las consecuencias que podría provocar esta mutilación son:
- Un deterioro fisiológico muy severo que puede comprometer la viabilidad del árbol. ¿Cuántos de estos se secarán o morirán en los próximos 5 o 10 años?
- Facilitar la exposición del árbol a enfermedades generadas por hongos.
- Comprometer la seguridad en la vía pública, ya que esta pérdida de raíces también puede producir una gran pérdida de estabilidad al afectar el anclaje (raíces) del árbol en el suelo ¿Qué ocurrirá cuando el árbol se debilite o muera, o venga una ráfaga de viento fuerte, y la raíces, ya cortadas, no sean capaces de sostener al árbol? Además, la ubicación de estos árboles en una mediana hace que tengan una diana muy alta, con un elevado tránsito de personas y vehículos en su proximidad.
Praderas de césped
En calles como la Avenida de la Aurora Boreal, se están alternando espacios de plantas ornamentales o aromáticas con otros espacios de praderas de césped.
La jardinería basada en praderas de césped debería evitarse tanto por la pérdida de biodiversidad que conlleva, como por el elevado consumo de agua que necesita para su mantenimiento, más si cabe en el contexto de cambio climático que estamos viviendo.

Con una superficie media de 15 metros cuadrados, cada una de estas “Mini praderas” suponen un gasto de entre 90 y 130 litros de agua al día. Actualmente, solo en esta calle, existen 22 de estas praderitas, aunque se sigue trabajando y presumiblemente se crearán más espacios similares. Estas 22 unidades supondrían un gasto medio de 2500 litros de agua diario. y tan solo en apenas 800 metros de calle.
No solo es insostenible el gasto de agua que implica plantar praderas de césped, (por cierto, en un sitio que no puede ser disfrutado ya que se encuentra en la separación de los dos sentidos de circulación), sino que además los trabajos de mantenimiento que requieren podrían suponer, de nuevo, un riesgo en la vía pública. Así estas praderas, para mantenerlas limpias y “bonitas”, necesitan de una limpieza y segado continuo que puede poner en riesgo la seguridad del personal de mantenimiento que se encargue de ellas al estar situadas en zonas de alta densidad de tráfico. También estos trabajos pueden proyectar arena y piedrecitas que pueden impactar contra los cristales de los coches que circulen por la vía mientras se realizan estos trabajos de mantenimiento.
Para evitar estos problemas de seguridad, gasto de agua y perdida de biodiversidad, se debería estudiar la utilización de otras plantas con alto valor ornamental y bajo consumo de agua.
¿Alcorques vivos?
Otra de las actuaciones que se están llevando a cabo es el desbrozado de los alcorques, eliminando todas las especies autóctonas y silvestres que crecen al pie de nuestros arboles y que no solo es una explosión visual con su floración en múltiples colores, sino que requiere de un mantenimiento mínimo.

En un alcorque vivo, naturalizado, aparecen plantas silvestres, de diferentes colores, que atraen y protegen a fauna beneficiosa para los árboles y otras plantas, como abejas y mariquitas. Además, se reducen las labores de mantenimiento de estos alcorques.
En un alcorque desbrozado por completo, no solo no hay bonitas y coloridas plantas, sino que son propensos a convertirse en depósitos de cacas de mascotas, colillas y diversa basura.
